sábado, 10 de diciembre de 2016

UN FINDE EN COPENHAGUE

Todos los años por estas fechas tengo la suerte de poder hacer una escapada a alguna ciudad europea, pero este año era una ocasión especial, porque me iba de viaje con mi hermana.
Hace unos meses descubrí con una buena amiga una página de internet, https://waynabox.com/es/ , con la que nos fuimos de viaje a Inglaterra. Por 150€, incluyendo el avión y dos noches de hotel, puedes irte a un destino sorpresa que no sabrás hasta 48h antes de que salga tu vuelo, divertido, no?
Esta vez nuestro destino, ha sido Copenhague.

Viernes 2 de diciembre, 11 a.m., empieza nuestra aventura. Preparadas con dos maletas pequeñitas y muchas ganas de pasarlo bien, nuestro avión despega, y tras algo mas de 3 horas, ya hemos llegado.
Desde el principio todo fue muy fácil, unos billetes de metro, 8 paradas, y llegamos al centro de la ciudad. Ya eran casi las 4 de la tarde, y se estaba haciendo de noche. 


Tras dejar los bártulos en el hotel y dar un pequeño paseo hasta el Ayuntamiento, nos encontramos con el  Tívoli, el parque de atracciones mas antiguo del mundo. Si os gusta la Navidad, este es vuestro lugar. Miles de luces adornaban las preciosas atracciones. 
Creo que nunca he disfrutado tanto de un espectáculo similar.
Puestecitos de Navidad para comprar adornos, el tiovivo dando vueltas, los arboles con bombillas de corazones rojos, el lago iluminado, villancicos sonando, y mucha magia. 
Me pareció estar en una peli de dibujos por un ratito.



Para soportar el frío y la humedad, un café calentito, y a seguir paseando.
Como se puede ir andando a todos los sitios, nos dirigimos al centro de la ciudad, para ver las calles peatonales llenas de tiendas y luces. Cientos de personas caminando en perfecto orden, disfrutando del encanto de los mercadillos navideños, el vino caliente y los puestos callejeros de perritos calientes. 
Algo de cenar y de vuelta al hotel, que ha sido un día largo y hace un frío que te las pelas.

Sábado 8 a.m., ya estamos levantadas y preparadas par bajar a coger fuerzas al buffet del hotel. 
Empieza la excursión. Dos paradas de metro, y a caminar.


Nos dirigimos a ver la famosa sinerita, y por el camino nos vamos encontrando con un montón de edificios bonitos, como la Iglesia de Mármol, el Palacio Real, el cambio de la guardia Real, fuentes, iglesias ortodoxas, estatuas...pasear por la ciudad es una maravilla mires donde mires.

Después de hacernos la foto de rigor con la famosa sirenita, y otro café calentito ( porque estamos congeladas, jeje) llegamos caminando a Nyhavn, una calle llena de casitas de colores, considerado el canal más famoso de la ciudad. 
Y como teníamos preparado, nos montamos en un barco, durante una hora para ver la ciudad desde otra perspectiva. El guía en perfecto castellano nos fue explicando todo lo que veíamos durante el recorrido.


De nuevo a pie, seguimos nuestra ruta, todavía queda mucho que visitar. La Torre Redonda, La Iglesia de nuestra Señora, el Teatro Real, el Museo Nacional...y así sin parar se nos vuelve a hacer de noche.
Nos hemos merecido un descanso en el hotel para coger fuerzas y poder salir a cenar.


Tras preguntar a un guapo vikingo danés, seguimos su recomendación y nos fuimos a probar el producto del Fish Market. Nos pusimos las botas. Marisco, pescado, rica cerveza. 
Es una ciudad cara, bastante cara...pero de vacaciones, eso no importa, y darse un homenaje nunca está de más.
Cenamos de maravilla.
Un paseito hasta el hotel, y caímos tronchadas en la cama.


Domingo y ya es nuestro ultimo día en Copenghague, así que hay que aprovechar.

Hoy nos dirigimos a Christiania, el barrio hippie de la ciudad. Puestos de baratijas, gente fumando marihuana, perros callejeros...algo diferente. 
Ya estamos cansadas y con mucho frío, porque aunque ha hecho sol, lo de caminar a menos 3 grados, tiene lo suyo.

Decidimos dar nuestro último paseo, esta vez sin rumbo, simplemente disfrutando de lo que vamos viendo y compartiendo mi hermana y yo las últimas horas juntas de esta aventura.

Se nos terminó el tiempo. Hay que ir a por las maletas y coger el avión de vuelta.

Ha sido un fin de semana, estupendo. Una ciudad preciosa y una compañía inmejorable.

Viajar siempre es un placer. Conocer nuevo lugares, paisajes, comidas, costumbres, un auténtico lujo, del que no pienso prescindir nunca.

No dejéis de viajar, no dejéis de tener ilusiones, no dejéis de soñar!!!

Nos vemos en algún lugar del mundo, viajeros!!!