Mi amiga Nat, que sabe que soy fácil de convencer, me propuso en el mes de mayo hacernos una escapadita para este pasado puente del 12 de Octubre, y sin dudarlo sacamos nuestras plazas.
En esta ocasión teníamos unos destimos muy chulos, entre los que se encontraban, Oslo, Estocolmo, Munich, Frankfurt o Burdeos.
A nosotras finalmente nos tocó Turín. Que ilusión me hizo, porque a mi Italia me encanta.
Nuestro vuelo salió el viernes a las 10 de la mañana. Viajamos con una compañía aérea nueva, Airblue, que salvo porque el tamaño de la maleta para no facturar debe ser como el de un neceser, fué un viaje cómodo, e incluso nos dieron de comer.
A las 12 en el aeropuerto de Turín, un taxi por 32€ y ya estabamos en la puerta del hotel. Habíamos llegado.
El hotel no estaba mal, e incluía el desayuno. Estaba bastante céntrico, lo que nos permitió ir caminando a todas partes.
Mapa en mano, empezamos las tres nuestro recorrido. Hacía una temperatura increible y un sol precioso.
Recorriendo unas largas aceras techadas para el mal tiempo del invierno llegamos a la plaza Castello, el Ayuntamiento y el Museo de Armas. Un par de fotos, y continuamos.
Pasando un pequeño puente salimos a un parque precioso, con una montón de árboles gigantescos y hojas de distintos colores. Que bonita está la naturaleza en otoño.
Natalie empezó a ver buenos planos para fotos en todas partes, jajaja, así que yo de modelo, ella de fotógrafa, Sandra de espectadora, cambiabamos los roles, y sin parar, docenas de fotos hechas.
Ya era más de medio día y empezabamos a tener hambre. Pues ni un sitio a la vista para comer. Así que un poco desesperadas entramos en un barecito donde vendían porciones de pizza. Barato fué, pero no nos gusto nada. Yo las llamé las pizzas de pan bimbo, jaja.
Con las pilas cargadas seguimos nuestro camino. La verdad es que Turín es una ciudad que tiene muchas cosas que ver. Cualquiera de sus calles tienen una fuente, una iglesia, una estatua, estatuas de caballos o tiendas.
Habia pequeños jardines con cascadas, bancos, árboles centenarios y animalitos ( las ardillas son geniales).
Ya estabamos agotadas y con necesidad de una ducha y estirar las piernas, así que despacito vuelta al hotel. Según la app del móvil llevabamos 12km, no está mal para ser la primera caminata.
Descansadas y ya de noche, salimos a dar un paseito y cenar algo. Hacía tan bueno que estuvimos en una terraza. Tres platos de pasta, una ensalada al centro, y tres refrescos, por no más de 20€ por cabeza.
Otro paseito y a dormir, sin no antes haber probado un maravilloso helado de limón de dos bolas. No pude evitar comerme un par de ellos cada día, creo que fueron los helados más ricos que he probado nunca.
Es sábado y nos hemos desayunado medio buffet del hotel. Ya tenemos comprados los billetes de tren a Milán, que estando a una hora de trayecto no podemos dejar de ir. Por 40€ ida y vuelta, vamos a conocer otra ciudad en el mismo viaje.
Impresionante!!!!
Al lado una galería preciosa por la que pasear, tiendas, y gente, mucha gente.
Era nuestro momento coca cola, una sentada en plena calle y a ver la gente pasar.
Decidimos comer en un pequeño café que no tenía mala pinta. Las chicas pizza y yo lasaña, una ensalada para compartir y agua grande. 15€ por cabeza.
Mi amigo Andrea que es de Milán me dijo que teníamos que ir al Castillo Sforzesco así que continuamos nuestra andadura.
Nos encantó y el parque que le rodeaba, precioso. He de decir que más bonito incluso que nuestro Parque del Retiro, que ya es decir.
Caminamos tanto que tuvimos que hacer una parada en un banco, porque no podíamos más. En total 18km, somos unas atletas, jaja.
A la hora de cenar volviamos a estar en Turín.
Somos un poco " especiales", y aunque estabamos en Italia, cenamos en un restaurante chino, y la sopa estaba de muerte. De postre, otro helado de camino al hotel.
Ya es domingo, y nuestro último día del viaje.
Todavía quedaba tiempo y mucho por ver. Con el estómago lleno, decidimos caminar la ciudad hasta llegar al otro lado del río.
Como nos reimos!!!!
Lo mejor del viaje son las risas que nos echamos las tres juntas.
Bajamos hasta cruzar el río y tras subir una cuesta que casí acaba con nosotras llegamos a un mirador precioso. Visto desde ahí Turín parace un pequeño París.
Seguimos caminando, sin prisa y disfrutando de cada cosa que ibamos viendo a nuestro alrededor.
Otra paradita para comer algo de pasta, otro helado y era hora de recoger la maletas e ir al aeropuerto.
Un vuelo corto, de unas dos horas, y estabamos de vuelta en casa.
Lo que dan de si 3 días y 42km de caminata.
Italia sigue siendo precioso, y la compañía de dos amigas hicieron del viaje, unos días inmejorables.
Ya estoy deseando saber cual será nuestro próximo destino.
Nos vemos por el mundo, amigos!!!
